martes, 20 de octubre de 2009

De la "biblio" a casa...



El pasado jueves 15, David -trabajador de la biblioteca de la Universidad Pablo de Olavide- nos mostró muy amablemente los entresijos que no todos de nosotros vemos, la parte "oscura" de la biblioteca, lo que otros hacen para que nosotros nos llevemos libros de la "biblio" a casa, entre otras cosas.

Empezó recordando las formas básicas por la que un libro llega a la biblioteca, que pueden ser por donaciones, ya sean de profesores; alumnos; o cualquier otra persona que así lo deseé, o por peticiones, pudiendo ser éstas "desideratas"; peticiones de docentes e investigadores; o a través del sistema de auto-pedidos a proveedores. Una vez los libros han llegado lo primero, sin duda alguna, es comprobar la petición previa que hemos hecho, junto con el albarán y los libros recibidos, porque "no nos podemos ni imaginar la cantidad de libros que las editoriales les intentan colar".

Hecho lo anterior habremos de asegurarnos que el libro que entra en la biblioteca no se "extravía", para ello se le colocan unas varillas magnéticas y así se evitan incidentes con los "amigos de lo ajeno". A día de hoy este sistema está siendo sustituido por un sistema innovador en las bibliotecas españolas llamado "RFID", consistente en una pegatina que lleva en su interior un chip y unas antenas, capaces de memorizar datos del libro y del alumno que lo ha usado. Dado el caso este sistema se puede utilizar para encontrar un libro a priori perdido, usando una pistola electrónica que nos mostrará los datos de los libros que elijamos hasta dar con el susodicho.

Pero el trabajo arduo llega ahora con el proceso de Normalización, en el que distinguimos distintos módulos tales como el de catalogación o el de seriadas. Así el módulo de catalogación sirve, valga la redundancia, para catalogar y clasificar los libros a través de una descripción física/formal y otra de sus contenidos, siendo necesarios 4 libros: Clasificación Decimal Universal (CDU)- que servirá para la creación de la signatura con la que se identificará el libro que estamos catalogando-, Formato Marc XXI, Reglas de Catalogación y Encabezamientos de Materias de la Biblioteca Universitaria -para que exista una homogeneidad de criterios a la hora de clasificar y catalogar-.

Terminado este proceso y habiendo creado las etiquetas en el sistema con el nombre del autor, materia, editorial, título, ISBN... etc. Se le asignará una pegatina para su posterior exposición en la sala de consultas de la biblioteca.

Además de la catalogación de libros también se han de catalogar revistas, en formato tradicional y on-line, lo cual supone una cantidad de trabajo que sería casi imposible de llevar, sino fuese porque casi siempre el sistema ayuda, avisándote, por ejemplo, si algún número falta.

Como colofón de la visita a la biblioteca David nos habló de la Web 2.0 y sus últimas apuestas: la posibilidad de valorar el libro leído -y hasta de poder comentarlo en un futuro próximo-; diferentes bibliotecas on-line para profesores, personal de administración y servicios, investigadores o alumnado; un repositorio para recopilar digitalmente la investigación llevada a cabo por el personal de la UPO -aquí entra un tercero en discordia: nuestra querida SGAE-; la digitalización de bibliotecas con fondo antiguo o el préstamo consorciado entre universidades andaluzas.

Y es que lo único que eché de menos era lo que yo siempre imaginé de una biblioteca: una máquina de café expreso y largas "charradas" sin estrés por falta de trabajo...

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