Buscando y buscando para hacer el post que debía hacer sobre la biblioteca que elegí dije: ¿María Moliner? ¿Quién será esa tal María que da nombre a bibliotecas, calles, institutos…etc.?
Pues María Juana Moliner Ruiz, a parte de ser el nombre de una calle –que junto con Eduardo Dato, José Celestino Mutis y otros renombrados del país engrosan los callejeros de nuestra piel de toro- fue una bibliotecónoma y lexicógrafa española. Nacida en Paniza, un pequeño pueblo de Zaragoza, estudió Filosofía y Letras en
Diccionario no sólo de definiciones, si no también de sinónimos, de frases hechas y de cómo utilizar todo lo anterior. En definitiva era “un diccionario para escritores”. Se publicó en 1967, aunque se dice en los mentideros que ella murió trabajando en él, para conseguir como dijo Gabriel García Márquez “agarrar al vuelo todas las palabras de la vida”, María dejó de trabajar a causa del Alzheimer.
Una vida dedicada a las letras, un ejemplo de tenacidad y humildad a seguir en lo profesional y en lo personal. Pues cuando por fin en 1979,
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